Alejandro Deustua

31 de may de 2005

El Contexto Económico de los Reclamos Sociales

1 de junio de 2005

El incremento de las reivindicaciones sociales en la región, su exacerbación en ciertos países (p.e. en Bolivia, que arriesga su inviabilidad) y la respuesta “extrapresupuestaria” que circunstanacialmente éstas encuentran en otros (eventualmente el caso peruano), obliga a ponderar la circunstancia económica en que aquellas demandas se plantean.
 

 
La primera observación corresponde al hecho de que, no obstante la buena proyección de la economía peruana, la economía regional ha ingresado en una fase de desaceleración. Desde principios de año, la CEPAL proyectó la perfomance latinoamericana del 2005 en 4% vis a vis el 5.5% del 2004. Lamentablemente, esa tasa puede no ser corregida al alza si persisten comportamientos como el de la primera economía suramericana: el Brasil. Ésta ha decaido en el primer trimestre proyectándose anualmente a menos de 3% si no se hace nada para corregir el descenso de la inversión en 3% y del consumo privado en 0.6% mientras las altas tasas de interés (19.75%) no tienden a bajar y la política monetaria no se flexibiliza (FT).

La referencia es importantante por el efecto de arrastre que tienen las economías mayores. Y especialmente si la locomotora de crecimiento norteamericana no muestra signos de superar la proyección de 3.6% este año en un contexto de altos precios petroleros, desbalances globales y de desempeño interno inestable (la perfomance manufacturera ha caido el primer trimestre).

Aunque ese crecimiento aún garantiza un “aterrizaje suave”, éste puede complicarse a la luz del estancamiento europeo: la proyección de apenas 1.5% para este año tampoco da signos de recuperación en las economías mayores del Viejo Continente que se desmpeñan a menor ritmo todavía. Y aunque Japón ha logrado recuperase el año pasado (2%), a principios de año no ha consolidado esa tendencia. De otro lado, si el alto crecimiento chino se mantiene, la subvaluación de su moneda y los superávit comerciales ya están produciendo contenciosos con Estados Unidos y Europa en sectores específicos.

En este contexto la OECD considera que la desaceleración de la economía mundial aún mantiene un curso seguro pero puede estar perdiendo la dinámica de un “aterrirza suave”.

Quizás sea en este marco que también deba leerse la advertencia del Banco Central de Reserva al Ministerio de Economía sobre la vulnerabilidad fiscal del Marco Macroceconómico Multianual 2006-2008 en el sentido de que, de producirse una contracción externa o un recorte de los ingresos tributarios, la vulnerabilidad fiscal podría afectar la economía en los alrededores del 2007. Éste es un relevante indicador adicional para determinar la manera cómo se atienden los reclamos sociales hoy y cómo ello afectará los parámetros econonómicos del próximo gobierno en un contexto internacional deteriorado.

De otro lado, en tanto los reclamos no pueden desatenderse -y la economía no puede, en este ambiente, manejarse con piloto automático-, es necesario establecer referencias operativas a ese marco.De allí que el reciente encuentro promovido por la CEPAL entre de altas autoridades del FMI, el Banco Mundial, el BID y la CAF para discutir la prosperidad y la reforma macroecnómica latinoamericana sea pertinente al caso.

Si los participantes concordaron en el diagnóstico regional (nuestras economías se encuentran aún en una fase de transición, tienen obstáculos de corto plazo y mediano plazo, requiriendo mayores esfuerzos de desarrollo para promomover una “globalización más justa”), las recomendaciones no fueron necesariamente de consenso.

Así, en la opinión del FMI, el requerimiento de estabilidad macroeconómica para el crecimiento regional reclama sostener un superávit primario con el propósito de reducir la deuda; necesita flexibilidad presupuestaria, mejor gestión del gasto y ampliación de la base tributaria para consolidar el marco fiscal; y debe seguir comprometiendo el esfuerzo anti-inflacionario. Si en términos generales, el Perú es un buen ejemplo de la aplicación de estas sugerencias (salvo por la gestión del gasto y la ampliación de la base tributaria), quizás el gobierno no encuentre en ellas indicadores suficientes para atender reclamos que deben resolverse.

La CEPAL, en cambio plantea, aunque de manera genérica, algunas alternativas: políticas contracíclicas con estabiliad (especialmente de tipo de cambio), flexibilizar el manejo del gasto en infraestructura indispensable, incoporar criterios de equidad en “el centro” de las políticas económicas, mejorar el acceso a los mercados diversificando la oferta exportable y fortalecer la gestión en el sector social de manera correspondiente al económico.

Aunque estas recomendaciones no ofrecen instrumentos para redistribuir en el corto plazo, sí da algunas pistas. Ninguna, sin embargo, es nueva: la flexibilización del gasto en infraestructura se ha convertido en una polémica no resuelta con los organismos multilaterales, los criterios de equidad hace tiempo se proclaman pero no se practican, la diversificación de exportaciones encuentra obstáculos estructurales y la mejora de la gestión social se realiza de manera inconsistente.

En todo caso, hay aquí materia suficiente para renovar enfoques de satisfaccción de requerimientos sociales sin desatender los requerimientos de estabilidad en un contexto de desaceleración económica regional y global. Frente a la evidencia de las manifestaciones de ingobernabiliad en la región, es urgente encontrar una respuesta económica sensata hoy que no arriesgue el crecimiento de mañana.

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