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  • Alejandro Deustua

Inicio de Año

Si a fines del 2004 la dimensión cataclísmica del maremoto del sudeste asiático concentró la atención de la comunidad internacional en ese desastre natural, a principios del 2005 la respuesta de la cooperación internacional adquirió una prioridad que parecía diluida. Potencias de diversas capacidades (entre las que no destacan las suramericanas) han sumado esfuerzos, hoy estimados entre US$ 3 y 4 mil millones, para paliar el efecto inmediato de la catástrofe que ha costado 150 mil vidas e iniciar la reconstrucción. Al respecto, la ONU procuró centralizar la coordinación de la asistencia, el G7 promovió el congelamiento de la deuda de los países más afectados y hasta el FMI sugirió formas de aliviar el peso de las obligaciones de esos países. Una nueva propensión cooperativa general -especialmente, hacia los países en desarrollo- puede emerger de este desastre. Pero existen también limitaciones a la cooperación. Las locales provienen de los propios países afectados en tanto la imprevisión política que inhibió la instalación de mecanismos de alerta temprana -que sí existen en el Pacífico- fue acompañada de la indisposición de los actores económicos del área a contratar seguros. En consecuencia, la evaluación del daño y la sufragación de los costos de reconstrucción tendrán un valor de mercado menor al real. La limitación externa a la cooperación proviene de la natural predisposición de ciertas potencias a emplear la cooperación humanitaria y de reconstrucción -que siempre es un instrumento de política exterior-como mecanismo de mejoramiento de imagen y de prestigio en circunstancias bélicas opuestas por la opinión pública. De otro lado, la nueva propensión coooperativa no ha recuperado plenamente para la ONU el liderazgo necesario. En efecto, una investigación interna ha confirmado en estos días malos manejos en la administración del programa de petróleo por alimentos para Irak expresada, entre otras cuestionables prácticas, a través de sobrevaluaciones de contratos que beneficiaron a empresas privadas. Estos manejos retroalimentaron el uso delictivo del programa de asistencia por Sadam Hussein. En este contexto, el Secretario General ha nombrado un nuevo jefe de gabinete proveniente del PNUD. Mientras las investigaciones continúan, en el Banco Mundial se hizo claro que su presidente James Wolfensohn no continuará al frente de ese organismo. La regla no escrita que establece que esa cartera debe ser ocupada por un norteamericano mientras la del FMI corresponda a un europeo, no ha sido desafiada. El más notorio candidato, el Secretario de Estado Colin Powell, sin embargo, no ha expresado aún mayor entusiasmo al respecto mientras Robert Zoellick, Representante Comercial de Estados Unidos y también candidato, acaba de ser designado como segundo de la reemplazante del señor Powel, la señora Condoleezza Rice. Opciones para este puesto no faltan (algún funcionario de la Secretaría del Tesoro, p.e.) pero grandes personalides, sí. En la OMC, de otro lado, la ronda Doha no tiene cuándo retomar su curso. La emergencia de cuatro candidatos (de Brasil, Uruguay, Francia y Mauricio) para reemplazar al actual Director General, Surpachai Panitchpakdi, en agosto próximo, agrega problemas de gestión a los ya múltiples impedimentos negociadores.Como consecuencia de éstos últimos (disputas entre países desarrollados y en desarrollo sobre desmontaje de subsidios y acceso a los mercados, por ejemplo) y de la nueva competencia por el poder burocrático, difícilmente la ronda podrá reanimarse a la brevedad a pesar de que el plazo para su finalización (fines del 2004, comienzos del 2005) ya caducó. Los acuerdos bilaterales o plurilaterales de libre comercio seguirán proliferando. En el ámbito de la OEA, a las candidaturas a la Secretaría General del canciller de México, Luis Ernesto Derbez, y del Ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza, se ha sumado oficialmente la del expresidente de El Salvador, Francisco Flores. El señor Flores cuenta con el respaldo de casi todos los centroamericanos, de la República Dominicana y con el apoyo implícito de Estados Unidos (que desea un candidato centroamericano). El señor Insulza estima un respaldo de una decena de países en la región. El Perú, luego de flotar la candidatura del Dr. Valentín Paniagua ha reservado su derecho mientras no exista un consenso hemisférico definido sobre el particular. Frente a tanta incertidumbre, el actual Secretario General interino, el embajador norteamericano Luigi Einaudi, podría culminar su carrera como el gran componedor de un escenario nuevamente erosionado en el que, esta vez, los turnos regionales (otra flexible norma no escrita) no se ha respetado. En el Medio Oriente, la dimensión estratégica de la elección de Mahmud Abbas como representante de la Autoridad Palestina ha sido destacada tanto por la concurrencia electoral de los palestinos (cuya magnitud no se ha precisado) como por el inmediato contacto personal establecido por el Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, con el propósito de considerar el relanzamiento del proceso de la Hoja de Ruta. Esa disposición fue mostrada también por el presidente Bush (que se declaró dispuesto a recibir a Abbas cuando éste lo decida) y por los otros integrantes del Cuarteto (Rusia, la Unión Europea y la ONU). Sin embargo, la condición básica para que ello ocurra -el efectivo esfuerzo palestino de control del terrorismo- ha sido previsiblemente jaqueado por nuevos ataques suicidas antes de que Abbas jure el cargo. La ley histórica de la zona -cada avance del proceso de paz es seguido de una reacción terrorista que lo intenta frustrar- se ha cumplido "religiosamente" con la suspensión de todo contacto por los israelíes. La reacción judía, sin embargo, quizás debe leerse como un intento del nuevo gabinete israelí -que incluye al laborismo de Shimon Peres-de no perder sustento en su opinión pública para el eventual retiro de los asentamientos en Gaza y parte de Cisjordania y de "comunicar" al señor Abbas que se espera acción rápida de su parte en el control del extremismo palestino (Abbas ya ha dado la orden de actuar al respecto). Lo que no se le ha dicho públicamente al Presidente electo es cómo se le piensa ayudar a estos efectos. Y en Irak, ad portas de la elección parlamentaria de fines de mes, la comisión norteamericana que investiga la existencia de armas de destrucción masiva en ese país ha finalizado su tarea certificando que no las hay. Aunque algunos medios sostienen, con razón, que ello no implica que no las haya habido, que hayan sido exportadas o que permanezcan ocultas, el hecho concreto es que el gobierno norteamericano ha reconocido finalmente su negligencia en el manejo de la inteligencia que condujo a la guerra. Aunque la información original haya sido compartida por el Congreso norteamericano y por el conjunto de los miembros del Consejo de Seguridad (el argumento, cierto, del presidente Bush), el casus belli expuesto por Estados Unidos en la ONU fue el de la existencia de las armas y no otro. Estados Unidos y muchos otros gobiernos tomaron una decisión de vida o muerte sobre la base de esa información.


Estados Unidos debe explicaciones a quienes lo apoyaron y definir cómo va a controlar la implementación de la doctrina de ataque preventivo (que ya ha sido incorporada a la agenda de reforma del Consejo de Seguridad de la ONU) y la ONU deberá definir políticas de cumplimiento de sus propias resoluciones. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue obligada, por resoluciones del mismo Consejo, a brindar el apoyo necesario para que la complicadísima estabilización democrática de Irak se pueda llevar a cabo. Para comenzar, el Jefe de Estado iraquí, Ghazi-alYawar, ha realizado una visita a Francia. Las autoridades de aquella potencia le han expresado su interés en contribuir a organizar las instituciones iraquíes. Y no hay visos de que el Reino Unido, Alemania -que entrena policías mesopotámicos- Canadá o Japón, vayan a retirar su contribución a pesar de que otros países como Polonia y Ucrania hayan decidido retirar sus tropas del terreno. En el Asia, el despliegue tradicional de factores de poder está en dinámico desarrollo. Frente a la emegencia China, Japón no sólo ha expresado ya apremios de seguridad convencional (por ejemplo por la venta de armas rusas a esa potencia) sino que ha ingreasado a competir por recursos rusos que China también desea. A pesar de los diferendos territoriales (las Curiles), Japón ha planteado a Rusia, respaldado por US$ 5 mil millones y otros compromisos de inversión en Rusia, la construcción de un oleoductuto que llegue directamente a su territorio. Los chinos desean lo mismo mientras Rusia considera la posibilidad de que empresas de ese país participen en la explotación del petróleo y en la propiedad minoritaria de las empresas rusas vinculadas a Yukos. Mientras ello ocurre al otro lado del Pacífico, la subregión andina -que desea ser estable interlocutor de integración hemisférica, transatlántica y suramericana- inauguró el 2005 escenificando sus propios terremotos políticos. En Bolivia el incremento del precio de los hidrocarburos ha sido un pretexto para disparar fortísimas movilizaciones, especialmente en El Alto de La Paz y Santa Cruz que han jaqueado al presidente Mesa. Éste no sólo ha amenazado con su renuncia sino que anunció que no estaba dispuesto a emplear la fuerza en caso de que ocurrieran excesos. Los manifestantes no son sólo cocaleros (organizados en frentes de defensa) o indigenistas (confederaciones compesinas) o altiplánicos sindicalistas (la COB), sino empresarios orientales (la CAO, Cainco) y partidos políticos (el MAS, el MNR, el NFR). Los polos se han juntado en protestas que van desde inconformidad con el "desgobierno" (todos) hasta la presencia "abusiva" de las trasnacionales (Aguas del Illimani en el Alto y ahora la generadora de energía en La Paz). Para agravar las cosas, los movilizados no sólo no aceptan la sucesión presidencial (que recaería en el presidente del Congreso) sino que promueven una inconstitucional convocatoria adelantada de elecciones. Aún existe la posibilidad de diálogo componedor en el vecino, pero el ciclo que quiso ser contenido en octubre del 2003 con la renuncia de Sánchez de Lozada se ha desbordado nuevamente. Además de la inestabilidad "natural" que ese problema proyecta en nuestro país, está el abierto apoyo que tanto el cocalero y candidato presidencial Evo Morales como el indigenista Felipe Quispe han prestado públicamente, a través de la TV peruana, al movimiento humalista (cuya rebelión sólo ha sido condenada por 60% de la población, según encuesta de la Universidad de Lima). Y entre Colombia y Venezuela, como era previsible, el activismo de las FARC y su escondido amparo por el régimen de Hugo Chávez acaba de generar la peor crisis diplomática y de seguridad entre esos dos países en mucho tiempo. Dos factores nefastos han quedado a la vista: el uso de territorio venezolano por los terroristas colombianos y la disposición colombiana a emplear a mercenarios (o "cazarecompensas" extranjeros) para combatirlas. El retiro del embajador venezolano de Colombia, el requerimiento chavista a Colombia de disculpas formales y la propuesta colombiana de discutir el problema con otros interlocutores puede ser sólo la grieta visible de una falla geológica que debe ser estabilizada a la brevedad en el norte de Suramérica. Si la tolerancia colombiana con la ambigüedad venezolana ( y quizás con la pasividad andina) en materia contrasubvserisva puede estar llegando a su límite, los medios empleados no deben volver a utilizarse si no se desea un conflicto mayor en la región. A pesar de ello, la dinámica burocrática de los organismos internacionales ha permitido que la CAN y la UE anuncien el inicio de la fase de evaluación conjunta del proceso de integración andino en Bruselas como etapa previa a la negociación de una Acuerdo de Asociación que incluya un TLC entre los dos grupos y que el Canciller peruano, en gira por Brasil, Argentina y Uruguay, anuncie que la primera cumbre de la Comunidad Suramericana de Naciones se realizará en marzo próximo en Montevideo. Y mientras la subregión andina se desestabiliza, el Cono Sur innova.. Aunque de manera extraordinariamente controversial entre sus acreedores, Argentina acaba de emprender la mayor reestructuración de deuda en su historia (involucra US$ 88 mil millones) a través de un canje de bonos de tres tipos (par, cuasi par y premium) con un fuerte castigode las acreencias. Se espera una aceptación del 50% como mínimo para "salir del default" a pesar de la beligerancia de ciertos bonistas (especialmente italianos y japoneses). Los argentinos (no tenedores) apoyan la medida instrumentada por un conjunto de bancos de inversión de primera línea. El FMI ha decidido esperar el resultado del proceso de seis semanas para entenderse nuevamente con las autoridades platenses. A pesar del apoyo interno al canje se espera una fuerte y activa contienda con los tenedores de bonos. Mientras tanto Chile intensifica su dinamismo económico bilateral iniciando negociaciones con la India para lograr un acuerdo de alcance parcial que pueda, luego, evolucionar hacia un TLC complementado las negociaciones que ya trabó con China, ahora su segundo socio comercial. Por lo demás, los medios han anunciado la publicidad de un documento del PNUD sobre desarrollo humano que da cuenta del incremento de la sensación de poder del ciudadano chileno basado en la posición asumida frente a Estados Unidos en la guerra de Irak (oposición en el Consejo de Seguridad) y de mejora de la inserción global (especialmente, a propósito de la realización de la cumbre de la APEC). Pero el conflicto bilateral también marca al Conos Sur. El ministro de Industrias del Brasil acaba de plantear la reforma del MERCOSUR y la revaluación de los escenarios norteamericano y europeo sobre el regional a la luz de los problemas surgidos con Argentina por salvaguardas y otras medias adoptadas por el socio platense. El Ministro representa el sentir de los industriales brasileños que parecen difererir de las prioridades de Itamaraty. De otro lado, mientras Bolivia asegura el abastecimiento de gas de Argentina (aunque falta definir el precio en este segundo convenio general), el corte del suministro de gas argentino a Chile -que afectó fuertemente a las generadoras del centro de ese país- confirma la existencia de un problema estructural mayor en el acceso a la energía por Chile y en el potencial de producción argentino. Finalmente, además de la proyección diplomática en la OEA, el Perú ha establecido con Francia un importante vínculo de cooperación institucional a través de la Comisión General Peruano-Francesa (en el ámbito político, el tema central ha sido la renovación del multilateralismo; en el económico el canje de deuda por inversión -inicialmente formalizado en US$ 20 millones-, y en el de cooperación técnica, la asistencia de la ENA francesa al proceso de regionalización peruano). Además, en ejercicio de la presidencia del Consejo Andino, la Cancillería ha iniciado acciones para desescalar a la brevedad la crisis venezolano-colombiana. Y, en el ámbito bilateral, el gobierno ha dado inicio a la negociación del TLC con Chile. En su marco se establecería un mecanismo de cooperación minera.

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