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  • Alejandro Deustua

Un Nuevo Primer Paso Hacia el Desarrollo

Camisea es el primer gran proyecto de inversión en hidrocarburos que el Perú concreta en décadas. La conclusión de la primera etapa contribuirá a generar bienestar en la población, a incrementar la competitividad del país y a reubicarlo estratégicamente como fuente exportadora de recursos energéticos. El desafío al respecto es lograr que el recurso, a lo largo de toda la cadena productiva, se convierte en activo promotor de desarrollo nacional.


Extraído el gas de los pozos del sur, separado éste de los líquidos en la planta de Malvinas y transportado a Lima y Pisco, el recurso empezará a generar bienestar en el consumidor principalmente capitalino y divisas para el país a través de la futura exportación de los líquidos desde el puerto iqueño. El impacto de cerca de 1% en el PBI se deriva de la rebaja de tarifas en el uso doméstico (cuya infraestructura de distribución y mercado aún debe desarrollarse) e industrial de la energía. La exportación, que depende de la siguiente etapa del proyecto, debiera contribuir al PBI con otro punto porcentual.


La rebaja de las tarifas para el consumo doméstico implicará el incremento proporcional del ingreso disponible de la población y éste, el incremento del ahorro o del consumo en otros sectores. Cuando el mercado esté bien desarrollado un aumento significativo del bienestar colectivo debiera ser percibido. El mejor estándar de vida derivado del eventual cambio de los patrones de consumo, sin embargo, no se traducirá en desarrollo mientras la nueva energía no genere nueva industria y ésta, nuevo empleo.


He allí el gran reto que el nuevo recurso plantea al sector privado. Una vez lograda la inversión por el proveedor, la calidad del progreso generado dependerá del adecuado equilibrio entre un mayor y mejor consumo doméstico e industrial de energía y nueva inversión acorde con las posibilidades que el gas abre. Si ese equilibrio se orienta hacia el primer efecto, el ciudadano habrá ganado en solvencia pero el país no habrá aprovechado la oportunidad de innovar productivamente. En pleno siglo XXI ésta sería un resultado parecido a las épocas de la bonanza del guano y del caucho. Aunque mejor distribuido, el bienestar provendría de una nueva forma de rentismo.


En cambio, si el sector empresarial logra aprovechar el recurso en la generación de nuevas fuentes de producción, la matriz económica del país habrá logrado evolucionar hacia un mejor desarrollo y una mayor competitividad. De la multiplicación y reorientación de la inversión y la consecuente disposición del empresario a tomar riesgos depende que este resultado se realice en el largo plazo.


El mismo desafío se plantea para la exportación del gas y sus derivados. Esa actividad, que complementará la menor propensión a importar energía, ayudará a que el país sanee una balanza energética hoy deficitaria. El resultado consecuente ayudará al ingreso fiscal que podrá revertir en el alivio del gasto o en el incremento de la inversión pública. Pero mucho más interesante será el resultado que pueda provenir de la generación de la industria petroquímica que pueda desarrollarse y del efecto multiplicador de la misma. Sin ella, el Estado ciertamente se beneficiará pero apoyado en el rentismo cuyo efecto nocivo para el progreso y el desarrollo ya hemos padecido.


Camisea también abre para el país una posibilidad de reinserción estratégica en el hemisferio. Esa posibilidad se deriva de la consolidación de la subregión andina como unidad que concentra la mayor fuente de hidrocarburos en esta parte del mundo. La explotación de esa ventaja dependerá en mucho de la forma cómo los países productores articulen su potencial. En la dimensión bilateral, la dimensión estratégica de Camisea dependerá de la posibilidad efectiva de asociación con otros exportadores (como Bolivia) cuyas ambigüedades en la materia siguen siendo altas (p.e., las empresas afincadas en el oriente boliviano se niegan a optar por puertos peruanos para la exportación del gas tarijeño). Y, en la dimensión nacional, la reinserción estratégica del Perú dependerá adicionalmente de la capacidad de explotar los pozos adyacentes en el sur y de la mayor inversión en otras zonas que el éxito del proyecto deberá atraer (Camisea representa hoy apenas la quinta parte del potencial boliviano). En ausencia de una empresa estatal grande, el esfuerzo promocional del sector público deberá multiplicarse.


En la perspectiva del desarrollo Camisea es sólo el inicio de una actividad empresarial que debiera contribuir al desarrollo a través de la inversión y subordinar la tentación del rentismo y el privilegio exclusivo del consumo.

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